lunes, 13 de julio de 2009

DECALOGO INTERRRELIGIOSO POR LA PAZ

DECÁLOGO POR LA PAZ

(DE LAS DISTINTAS RELIGIONES EN ASÍS)




INTRODUCCIÓN

- Patriarca ecuménico Bartolomé I de Constantinopla: Reunidos aquí, en Asís, hemos reflexionado juntos sobre la paz, un don de Dios y un bien común de toda la Humanidad. Si bien pertenecemos a diferentes tradiciones religiosas, afirmamos que la construcción de la paz requiere amar al prójimo en obediencia a la ley de oro: «No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan».
Con esta convicción, trabajaremos sin descanso en la gran empresa de construir la paz.


LOS DIEZ COMPROMISOS

- Reverendo Konrad Raiser (Consejo Ecuménico de las Iglesias): Nos comprometemos a proclamar nuestra firme convicción de que la violencia y el terrorismo son incompatibles con el auténtico espíritu de la religión y, condenando todo recurso a la violencia y a la guerra en nombre de Dios o de la religión, nos comprometemos a hacer todo lo que nos sea posible para desarraigar las causas del terrorismo.

- Bhai Sahibji Mohinder Singh (sij): Nos comprometemos a educar a la gente en el respeto y la estima mutuos para favorecer una convivencia fraterna y pacífica entre personas de diferentes grupos étnicos, culturas y religiones.

- Metropolita Pitirim (del Patriarcado ortodoxo de Moscú): Nos comprometemos a promover la cultura del diálogo para que crezcan la comprensión y la confianza recíproca entre individuos y pueblos, siendo éstas las premisas de la paz auténtica.

- Metropolita Jovan (del Patriarcado ortodoxo de Serbia): Nos comprometemos a defender el derecho de toda persona humana a vivir una existencia digna, según la propia identidad cultural y a formar libremente una familia.

- Jeque Abdel Salam Abushukhadaem (musulmán): Nos comprometemos a dialogar con sinceridad y paciencia, sin considerar lo que nos diferencia como un muro imposible a superar, sino por el contrario reconociendo que el encuentro con la diversidad de los demás puede convertirse en una oportunidad para mejorar la comprensión recíproca.

- Obispo Vasilios (de la Iglesia ortodoxa de Chipre): Nos comprometemos a perdonarnos mutuamente los errores y prejuicios del pasado y del presente, y a apoyarnos en el común esfuerzo por derrotar el egoísmo y la prepotencia, el odio y la violencia, así como a aprender del pasado que la paz sin la justicia no es una auténtica paz.

- Señor Chang-Gyou Choi (confucionista): Nos comprometemos a estar de la parte de los que sufren a causa de la miseria y el abandono, haciéndonos portavoces de quien no tiene voz y trabajando concretamente para superar tales situaciones, con la convicción de que nadie puede ser feliz solo.

- Hojjatoleslam Ghomi (musulmán): Nos comprometemos a hacer nuestro el grito de quien no se resigna a la violencia y al mal, y queremos contribuir con todas nuestras fuerzas para dar a la Humanidad de nuestro tiempo una esperanza real de justicia y de paz.

- Reverendo Nichiko Niwano (budista): Nos comprometemos a alentar toda iniciativa que promueva la amistad entre los pueblos, convencidos de que el progreso tecnológico, cuando falta un entendimiento solidario entre los pueblos, expone al mundo a crecientes riesgos de destrucción y muerte.

- Rabino Samuel-René Sirat (judaísmo): Nos comprometemos a pedir a los líderes de las naciones que hagan todos los esfuerzos posibles para crear y consolidar, a nivel nacional e internacional, un mundo de solidaridad y paz, basado en la justicia.

- Doctor Mesach Krisetya (Conferencia Menonita Mundial): Como personas de diferentes tradiciones religiosas, proclamaremos sin descanso que la paz y la justicia son inseparables, y que la paz y la justicia son el único camino por el que la Humanidad puede avanzar hacia un futuro de esperanza. En un mundo en el que sus fronteras cada vez están más abiertas, y las distancias son más breves a causa de una amplia red de comunicaciones, estamos convencidos de que la seguridad, la libertad y la paz nunca serán garantizadas por la fuerza, sino por el entendimiento mutuo.


Que Dios bendiga estas resoluciones y de justicia y paz al mundo.


CONCLUSIÓN

- Juan Pablo II:

¡Nunca más la violencia!
¡Nunca más la guerra!
¡Nunca más el terrorismo!
En nombre de Dios, que toda religión traiga justicia y paz, perdón y vida, ¡amor!